sábado, 24 de marzo de 2007

La Universidad en Colombia: ¿Academia versus Política?

En estos momentos, cuando la moral pública está siendo vulnerada por la corrupción, se escuchan voces que reclaman al Sistema Educativo Colombiano asumir su responsabilidad como copartícipe en la formación del pensamiento colectivo. Se le solicita que intervenga con mayor decisión en la vida social, sobre todo, en lo que respecta a la consecución de un comportamiento cívico y ético en la población colombiana.

Además de su aporte en ciencias y tecnología, la Universidad está llamada a integrarse en los proyectos de desarrollo económico y en las políticas sociales en los territorios en donde ejerce influencia. La Universidad Pública como institución, sus docentes y sus estudiantes, tienen deberes adicionales ya que es la sociedad toda la que la financia con el pago de los impuestos. La educación es un medio para brindar oportunidades de superación y de escalar socialmente a individuos, pero, la Universidad no se puede ofrecer sólo como una fábrica de doctores, personas eruditas preocupadas exclusivamente por su éxito particular, con mentalidad de empresarios privados.

El sentido de responsabilidad social, es sabido, no se aprende únicamente en una cátedra de algún nivel de escolaridad, pero la información oportuna de cómo los pueblos a través de la historia han ido superando dificultades con la cooperación podría servir para que los jóvenes lo pensaran dos veces cuando se ratifiquen en conductas egoístas o francamente hostiles a la participación en las causas políticas o sociales.
La Universidad debería ser un ámbito de entrenamiento del joven ciudadano para que aprenda ejercer sus derechos cívicos. Esta labor muy pocas veces se consiente. En la cátedra se imparten principios loables que en la práctica interna, poco democrática, se olvidan. En la universidad se puede aprender a ser sumiso, a creer en verdades eternas, a ser indiferente con la comunidad, que el único valor deseable es el lucro. O por el contrario, se podría aprender el valor del conocimiento, de la necesidad de orientarlo al servicio de la colectividad. La Universidad debería incitar al estudiante a dudar de todo, a reconocer a la ignorancia como el motor de las ciencias; si no descubrimos nuestra ignorancia no avanzamos en las investigaciones de los fenómenos naturales y sociales. Se debe educar con la convicción de que existe un pluriverso de miradas sobre la realidad. Que en muchas actividades es posible que estemos sumidos en el error o en la ilusión. Que la interconexión de los conocimientos es lo que nos permite afrontar la diversidad cultural, la complejidad del entramado social.

Como la Internet con su inmenso potencial de información facilita la formación autodidacta, la sede de la Universidad se convierte en un lugar donde la sociabilización cobra mayor importancia. A los estudiantes, en la mayoría de las universidades, se les ha tratado de mantener alejados de la confrontación de ideas políticas como si fuese algo no consustancial con la actividad académica. Se pretende presentar como incompatibles la academia y la política. En el fondo lo que se esconde es un miedo a la crítica y a la protesta por la inconformidad propia de los jóvenes. Es en la Universidad donde los partidos políticos deben adiestrar a sus futuros dirigentes, inducirlos a tener una visión nacional desde las regiones, a una visión mundial desde la nación. A ser tolerantes con los que profesan ideas contrarias. En fin, la Universidad debe ser una escuela para formar políticos competentes para participar con honestidad en la vida pública. Se debe hacer un esfuerzo para superar los extremismos, la violencia o el triste espectáculo de algunas universidades al servicio de la politiquería.

Muchas veces, cuando la Universidad se pronuncia frente a los múltiples problemas que vive el país, la vocería, sobre todo en la privada, la asumen exclusivamente los directivos. Se deja de lado la diversidad de facetas y de opciones intelectuales que podrían enriquecer el debate. La comunidad, entonces, no se beneficia de la variedad, de la complejidad, del conocimiento académico. No se puede imponer un pensamiento único en una institución llamada a ser la cuna de la disidencia, de la innovación, del cambio.

Cuando se trata evaluar a la Universidad en su calidad, en concretar cuál es su aporte a la comunidad, la sociedad debería participar más, orientar sobre cuáles son los programas que la economía y la sociedad requieren. Muchas veces los jóvenes se preparan con el objetivo de emigrar, para servir en sociedades que no han invertido en su educación. Es una dificultad que por lo pronto no tiene solución.

Por último, es cada vez más común encontrar a profesionales altamente especializados en disciplinas del saber técnico y tecnológico y al mismo tiempo incapaces de interpretar coherentemente a la realidad social y política de su entorno. Sería recomendable que en sus respectivas Facultades se estimulara a los estudiantes para que se acerquen con entusiasmo a las Ciencias Políticas, la Historia , las Artes, la Filosofía, la Literatura. La Univers
idad debe preocuparse por educar a profesionales integrales, personas que puedan asumir el compromiso de guiar a la sociedad hacia un futuro pleno de bienestar y justicia social.
El estudiante, el docente, el directivo, sabrá hasta qué punto lo que hemos mencionado le incumbe o, por el contrario, en la institución universitaria a la que pertenece son asuntos considerados superados.

domingo, 11 de marzo de 2007

www. Cronicas de Lanzarote.

Islas Canarias. España.
Entrevista
Jesús Sevillano Ferraz, cónsul general de la República Bolivariana de Venezuela en Canarias:
“Nosotros ayudamos a los pueblos hermanos y sólo pedimos que nos dejen ser un territorio libre”

Por Alex Salebe. Periodista barranquillero caribano. 9 de marzo de 2007
Para Venezuela son tan importantes las relaciones con Canarias, en todos los ámbitos, que el Consulado en el Archipiélago tiene el rango de Embajada. El cónsul, Jesús Sevillano Ferraz, médico ginecólogo de profesión, dice que los vínculos no pueden ser más estrechos y da cuenta de importantes y fructíferos encuentros comerciales entre Canarias y el hermano país latinoamericano. Sevillano defiende el bloque de gobiernos socialistas que se consolida en el nuevo continente y anuncia que en breve Europa conocerá la verdad de lo que está sucediendo en Latinoamérica a través de Tele Sur, cadena que también irradiará su señal en la Unión Europea.

-El presidente Chávez se ha interesado en transmitir los alcances económicos y sociales de Venezuela y el continente. En Sudamérica está implantada la cadena Telesur, de la que también participan Brasil y Cuba. ¿Hay un plan para comunicar a Europa lo que está pasando en Latinoamérica?
Precisamente, el director General de Telesur está en Europa porque Telesur va a entrar aquí. Nosotros no vamos a estar dependiendo de CNN, de la FOX o de la BBC de Londres, sino de lo que los latinoamericanos hagamos. Queremos decir estrictamente la verdad con toda la libertad de expresión. Pretendemos que no haya tergiversaciones o modificaciones, sino que las noticias sean veraces y que todo el mundo tenga derecho a informarse de lo que está pasando en Latinoamérica. Muy pronto tendremos Telesur en Europa.

-¿Cuál es la realidad de Venezuela?
Es un país que en los últimos ocho años ha cambiado totalmente. Nosotros venimos de lo que se llamó la Cuarta República, de unos procesos democráticos, entre comillas, donde existía un bipartidismo, que de lo que se preocupaba era de repartirse las prebendas. Había un 80 por ciento de marginalidad. Eso no solamente sucedía en Venezuela sino en prácticamente toda América Latina. Las personas marginadas no tenían salud y ahora si la tienen, no tenía educación y Venezuela acaba de ser nombrado por la UNESCO como un país libre de analfabetismo. Hemos enseñado a leer y escribir a casi dos millones de personas y todavía seguimos trabajando. Tenemos unas universidades para que los estudiantes que no tienen capacidad económica puedan formarse totalmente gratis. Acabamos de inaugurar el Hospital Cardiológico Infantil Internacional, el primero en el mundo, y en el que en seis meses se han realizado más de quinientas operaciones de corazón, devolviéndole la salud a una enorme cantidad de niños. Y lo vamos a hacer también con adultos. Venezuela ayuda a su gente y a todo el que pueda.

-¿Qué piden a cambio?
Que no nos ataquen, que nos dejen vivir, que nos dejen ser un territorio libre y, por supuesto, debemos ser autónomos en nuestra forma de gobierno. Nosotros no vamos a meternos con nadie pero tampoco queremos que se metan con nosotros.

-La base de la economía venezolana es el petróleo y otros recursos naturales, sin embargo, con la llegada de Chávez se inició una agresiva campaña de recaudación de impuestos con el fin de invertir en proyectos sociales. La acción recaudatoria se conoce poco.
Los recursos naturales son del pueblo y Venezuela está demostrando que los utiliza para ayudar a los demás. En cuanto a los impuestos, nadie los pagaba. Acabo de enterarme que se ha cerrado por dos o tres días la parte administrativa de la Exxon Mobil por no pagar impuestos. Su producción y trabajo sobre el petróleo pesado no se ha paralizado. En Venezuela nadie pagaba impuestos y si no pagan de dónde vamos a sacar el dinero para sostener los hospitales, escuelas y pagar todas las necesidades. Ahora los poderosos andan diciendo que en Venezuela se les ataca porque se les obliga a pagar impuestos. El que no pague impuestos se tiene que ir de Venezuela. El petróleo, el hierro y todas las riquezas son del pueblo venezolano y del pueblo latinoamericano que las necesite. Ese es el socialismo del siglo XXI.

-¿Qué le dice el Gobierno venezolano a quienes temen al bloque de gobiernos socialistas que se consolida en Latinoamérica?
Queremos ayudarnos unos a otros pero cada uno tiene su propia forma de conducirse. No se pretende cambiar las costumbres de los países. Ese es el ideal bolivariano, eso fue lo que nos inculcó el libertador Simón Bolívar. Nosotros tenemos que ser una sola nación y no que vengan los demás a querer tener, por la fuerza, lo que nosotros tenemos. No es lógico que un país que no llega a tener el 1 por ciento de la población mundial, tenga más del 70 por ciento de los recursos. Nosotros no estamos dispuestos a regalar los recursos.

- ¿Venezuela tiene buenas relaciones con el mundo?
Nosotros nos llevamos bien con todo el mundo porque respetamos a todo el mundo. Sabemos perfectamente que no tenemos que meternos en los problemas políticos de los demás. Cada nación se gobierna de la forma que desea sin perjudicar a nadie. Queremos total armonía y que los pueblos se ayuden entre sí.

sábado, 10 de marzo de 2007

Gobierno colombiano: golpes de opinión, "cortinas de humo"

Los acontecimientos recientes, en donde tantos e importantes funcionarios del Estado se han visto involucrados en delitos de diversa clase, es posible que afecten la credibilidad y la legitimidad de las instituciones del país. Como las acusaciones provienen de los jueces y fiscales resulta sorprendente escuchar decir que esta situación de gravedad absoluta es culpa de una prensa poco solidaria con el establecimiento o que son simples calumnias de la oposición. También que los procesados solo son víctimas del narcotráfico, de la guerrilla, de la ausencia del Estado; que apenas estaban defendiendo la institucionalidad de un ataque enemigo. En últimas, que los otros, los apátridas, son peores. A juzgar por las pocas reacciones, parece ser que la población colombiana considerara normal la situación. Una explicación podría ser que la estrategia de los implicados, al crear ‘golpes de opinión’, ha resultado muy efectiva y lograron que los colombianos desviaran su atención.


El ciudadano al estar sometido a un inclemente bombardeo de información superflua le es difícil concentrarse en los acontecimientos económicos y políticos relevantes, cuando son ellos los que precisamente inciden mayormente en la vida de una sociedad. Las instancias del poder lo saben y, como otro mecanismo más de dominación, mantienen entretenida a la población. Cada vez que hay amagos de una crisis se acude al ardid de ocultarlo con una información nueva, impactante, polémica, que cubra la noticia perturbadora. Los colombianos lo hemos visto durante decenios. Esta estratagema es llamada comúnmente ‘cortina de humo’ y funciona a la perfección. Se fabrica la noticia con actos de habla oficial, ‘matrices de opinión’. Para ello el impulsor cuenta con la ayuda de los medios que, en forma inconsciente o consciente, colaboran para esconder un hecho grave con la euforia de un acontecimiento intrascendente. La falta de vivienda, salud, nutrición, seguridad, educación para buena parte de la población se oculta con discusiones o encuestas baladíes.


Las ‘cortinas de humo’ esconden absurdos, contradicciones. Los partidos involucrados en los hechos no asumen su responsabilidad política, argumentan que la responsabilidad es personal. Cuando un funcionario no cumple con su deber político dicen que el culpable es el Estado. O por el contrario, cuando se descubre que el culpable es el Estado, por su injusta o deficiente estructura, le atribuyen la responsabilidad al funcionario. De esa manera, se aplaza la necesaria y correspondiente reforma al Estado. Esperemos que los partidos asuman su responsabilidad al escoger sus candidatos para las próximas elecciones con la solvencia moral que se requiere para afrontar estos difíciles momentos de la vida nacional.


Es importante que recordemos que la realidad social es construida por la interacción de las voluntades de todos los ciudadanos. Solo cuando asumimos la responsabilidad de pensar sobre el valor y la pertinencia de la realidad, entendida como coyuntura histórica, podemos encontrar el sentido de su transcurrir y la posibilidad de cambiarla.
La pregunta que nos podríamos hacer es: ¿De aquí a las elecciones, sí habrá tiempo para que se desvanezcan en el aire tantas ‘cortinas de humo’?