lunes, 20 de octubre de 2008

La región Caribe y la Caribanía

Por Hugo González Montalvo.
En nuestra región geográfica del Caribe algunos sectores promueven la institucionalización jurídica de una región autónoma como la solución a los múltiples problemas que nos acosan. Valdría la pena que se analizaran algunos aspectos inherentes al tema, por ejemplo: ¿poseemos una definida nacionalidad cultural? Es decir, ¿nuestra colectividad está fuertemente cohesionada por la conciencia de poseer un pasado y una cultura común? ¿Hemos expresado masivamente la necesidad de poseer una nueva nacionalidad jurídica? En otras palabras, ¿la colectividad ha expresado la necesidad de luchar por su reconocimiento como nuevo sujeto de derecho por parte del Estado centralista unitario? ¿Aspiramos a poseer una nueva nacionalidad política? Precisando, ¿existe una sólida fuerza política regional capaz de exigir al Estado centralista que se nos reconozca la posibilidad de autogobernarnos? Otras preguntas: ¿La autonomía regional conduciría necesariamente a tener mayor democracia y lograr la disminución de la desigualdad o le facilitaría la perpetuación en el poder a las viejas elites aliadas con bandas emergentes en su dominio semifeudal? No haber resuelto los graves problemas regionales, por ejemplo: la prevención de las terribles inundaciones, ¿es una prueba de lo malvados que son los dirigentes centralistas o es una prueba de la desidia de nuestra dirigencia? ¿Por qué los dirigentes políticos regionales aceptan sumisos la centralización antidemocrática de los partidos nacionales? ¿Los dirigentes empresariales regionales no han expresado estar felices con el caudillismo centralista? Tenemos que asegurarnos, con cifras y hechos, que poseemos suficiencia financiera y eficiencia administrativa para constituirnos en región. En un mundo globalizado, creo que al tiempo que se busca mayor autonomía al interior del Estado debemos buscar en Caribanía —comunidad supraestatal con una originaria identidad cultural caribeña— las posibilidades de nuestra prosperidad económica y social. La Caribanía colombiana tiene la palabra.


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lunes, 6 de octubre de 2008

Complejas preguntas para el lector

Por Hugo González Montalvo.

Sobre el paro judicial: ¿A quién le interesa más que los jueces y trabajadores del sector judicial ganen poco?: ¿A los honrados y pobres enredados en un lío judicial? o ¿a los corruptos y poderosos investigados por la comisión de un delito?

La conmoción que produjo el asesinato del niño Luis Santiago ¿será cierta? ¿No será una combinación de sensacionalismo, hipocresía, y explotación vil de la tragedia humana? ¿No será que se divulga con escándalo el llanto de las consecuencias para poder esconder la crueldad de las causas sociales y políticas? ¿Esos depravados, asesinos de niños, no estarán aplicando lo que han recibido como educación del sistema imperante: el principio de la economía salvaje, sale más barato violar la Ley que cumplirla?
En las transmisiones de Tv se veían, en el fondo del encuadre, los rostros sonrientes de los curiosos del municipio, contentos de vivir el espectáculo de la muerte en vivo. ¿Se sentirían felices por ser, así sea por unos momentos, protagonistas de la noticia más importante del país?

En lo transcurrido del 2008, según el Instituto de Medicina Legal, 13 niños menores de un año han sido asesinados en el país. ¿Por qué no se escandalizó el país?
¿No será que nos hemos acostumbrado a que el asesinato sea una acción normal dentro de la lógica de la guerra y el afán de lucro del narcotráfico y la corrupción?
Por estos días se escucha nuevamente: ¿Está de acuerdo con que se implante la pena de muerte en Colombia? Debería ser más bien, ¿está de acuerdo con que en Colombia se acabe la pena de muerte?

Con relación al fallo del Consejo Superior de la Judicatura a favor del Ministro de Protección Social. ¿Será la reafirmación de lo que siempre hemos sospechado: hay intereses oscuros que están interfiriendo la justicia?
¿Es posible en Colombia una justicia sin la injerencia perversa del poder político o económico? ¿No es hora de llamar a la Corte Internacional para que nos ayude en los casos más escabrosos relacionados con poderosos capos de la mafia vinculados con malhechores incrustados en la alta burocracia estatal?

Con respecto a la crisis financiera en EEUU. Al fin, ¿en qué quedamos? ¿El Estado fuerte es inconveniente, como dice la derecha radical neoliberal, cuando interviene la economía a favor de los pobres? o ¿es bueno, como dicen ahora los mismos de la derecha neoliberal, cuando salva de la quiebra a los acaudalados banqueros, ahogados en su propia codicia sin límites morales y legales? ¿Es honesto eso de: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas? ¿Los contribuyentes deben siempre pagar los platos rotos? ¿Los negociantes tienen principios o sólo intereses? ¿El mercado es mejor dejarlo sin controles?

¿Existe algún sector libre de corrupción? Claro que sí, contestarán muchos. Entonces, ¿no es hora de que planteen soluciones?
La percepción que se tiene en el exterior de nosotros es ofensiva. Pero en el interior, por las encuestas, uno diría que todo está bien.
¿Será cierto que el funcionamiento del Estado y el Gobierno es inmejorable? ¿A cuáles colombianos están encuestando?