viernes, 23 de abril de 2010

¿Eres un bacán?¿Eres una bacana?

Acontece la bacanería cuando se celebra la vida de una forma intensa, prudente y moderada, cuando se genera alegría, relacionándonos con los otros festiva y respetuosamente. La emoción de la bacanería surge cuando deviene algo positivo. La bacanería hace parte de nuestra condición biológica, es el vínculo fraterno, entrañable, que despierta el sentimiento de pertenencia a la especie. La bacanería, como vivencia amigable, beneficiosa, está presente en todas las culturas.

De acuerdo con los estudios desarrollados por la Fundación Bacanería Planetaria de Barranquilla, Colombia, estas serían las condiciones que distinguen a una persona para ser considerada socialmente como un bacán o una bacana:

"Si tú respetada amiga, si tú respetado amigo, eres buena gente, actúas “a lo bien”. Te comportas de manera justa, solidaria y ética. Cultivas la amistad. Fomentas la fraternidad y la cultura de paz en tu comunidad. Si eres una persona agradable, proyectas simpatía y alegría a tu alrededor. Te distingues por tu autenticidad, tu buen gusto, por tu elegancia natural. Evitas lo chabacano, lo vulgar. 

Te esfuerzas por ser libre, responsable y vives con dignidad. Procuras estar en actividad productiva para alcanzar la prosperidad económica, la personal y la de la comunidad. Sabes que el estudio es una buena manera de progresar íntima y socialmente. Eres razonablemente optimista.

Resistes a los traumas, al estrés y echas pa’ delante. Compartes con tu pareja la emoción amorosa de la bacanería. Te gustan las tertulias, las reuniones festivas y bailables. Eres una persona seria, es decir, responsable en tus asuntos privados y públicos (jamás confundir la seriedad con la tristeza, el aburrimiento o la amargura).

Cada mañana, abres tus ojos y experimentas el goce de vivir entre los humanos. Amas la vida y cuidas al ecosistema. Usas los recursos disponibles del planeta, materiales y simbólicos, de manera inteligente y justa. 

Gozas de todas las artes. Disfrutas de la buena música, ya sea clásica o popular, local o internacional, tradicional o contemporánea. 

Rechazas la cultura de la queja permanente y la plegaria desesperada. Prefieres la democracia a la tiranía. Apoyas las causas sociales que benefician a la comunidad.

Si posees la mayoría de estas condiciones, aptitudes, cualidades y juicios, entonces tu comunidad, tus compañeros de trabajo, tus familiares, tus amigos y conocidos te podrán llamar bacana o bacán."


lunes, 19 de abril de 2010

Bacanes, chabacanes y camajanes. La bacanería, la ARETÉ de Caribanía

Por Hugo González Montalvo
Debido a que percibo “una confusión en el barrio” respecto a la diferencia entre los conceptos que acompañan las palabras bacán, chabacán y camaján, me propongo aproximarme a sus significados en el contexto de la Caribanía colombiana. Entendiendo a Caribanía como una nación, la población que preserva la cultura surgida en las islas, el litoral y las plantaciones de la Gran Cuenca del Caribe. Caribanía carece de límites y de centro, desborda con creces su propio mar y solo puede ser intuida a través de los más variados sistemas de signos: música, canto, baile, mito, lenguaje, comida, vestimenta, expresión corporal. Caribanía está cruzada por influencias culturales latinas, africanas, anglosajonas y asiáticas. Caribanía ha rebasado al territorio geográfico del Caribe, está presente en muchos países. Es notoria hoy su presencia en un espacio globalizado, en el territorio cibernético de la Internet. Caribanía se encuentra viva, actuante, donde quiera que se halle un individuo o una comunidad auto construyéndose en el espíritu extrovertido y expansivo de la cultura del Caribe.
Después de analizar las múltiples entrevistas realizadas a bacanes y bacanas sobre el concepto de bacanería hemos presentado, hace un tiempo y en varios formatos comunicativos, algunas conclusiones. Una de ellas: la bacanería es la Areté de Caribanía. La palabra areté proviene de los tiempos homéricos, de la Grecia Arcaica, y significa: «excelencia o perfección de las personas o las cosas». La persona que posee areté es aquella que es digna de admiración y honor, quien poseía areté era agathós (bueno). Areté implica un conjunto de cualidades cívicas, morales e intelectuales. Areté tiene conexión etimológica con el verbo aresko, el cual transmite la idea de lo agradable, deseable, atrayente. En Caribanía se entiende la bacanería como virtud, como areté.
Su valor reside en la acción. Nuestros bacanes y bacanas lo expresan de una manera sencilla: bacanería es actuar “a lo bien”. Ser bueno, resulta placentero; y en tanto que bueno, promueve la alegría. La areté se alcanza por medio de la ética, es consecuencia de la práctica, un “hábito operativo bueno”. Es una “disposición” anímica del actuar emocional, “es una emoción buena” (eupatheías). Serán bacanes y bacanas quieanes hayan adquirido el conocimiento de lo elegible y lo evitable, que actúan con prudencia y templanza.
En la investigación de campo en Caribanía quedó claro que es la comunidad la que hace el reconocimiento público del valor de cada uno con relación a la bacanería, como modo auténtico, amable, optimista, justo y simpático de vivir, como areté.

Lo contrario a la bacanería son las conductas chabacanas, las que llevan implícitas una injusticia y que son desagradables. El chabacán es un ser sin aptitudes para la sociabilidad. Su arma: “el perrateo”, que busca generar vergüenza en la víctima, por el miedo a la mala reputación. Por último nos queda el camaján, que la Real Academia Española define como “persona holgazana que se las ingenia para vivir a costa de los demás”. 
¿El chabacán y el camaján, son los nuevos “héroes” populares? Debido a la violencia y la corrupción parece que se está arraigando una cultura de la chabacanería.


¿Qué responsabilidad tienen los medios? Se necesita una pedagogía en Caribanía que nos reenvíe hacia nuestra areté: la bacanería. Rostros I (2008), de Kristen Copham
Publicado en EL HERALDO, diario de Barranquilla, Colombia.
http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/B/bcolumbacanes/bcolumbacanes.asp?CodSeccion=52

lunes, 5 de abril de 2010

Primarias del partido único

Por Hugo González Montalvo
Así como se deja al azar la escogencia de las preguntas en los debates televisivos de los candidatos a la Presidencia, bien se podría experimentar con la posibilidad de que sea la suerte la que les escoja las respuestas, preparadas por los publicistas creativos del canal de televisión. Digo lo anterior porque en la última entrevista colectiva (no debate) las respuestas de los candidatos eran casi todas muy afines.

Parecían propuestas expresadas en las elecciones primarias de un partido único. Daba la impresión de que los candidatos les hablaban a los televidentes como si estuvieran en la asamblea general de dicho partido único. Tanta similitud programática tienen los candidatos, que todos, así formalmente pertenezcan en estas elecciones a distintos partidos, se vislumbran como potenciales ministros o embajadores del futuro gobierno, cualquiera que éste sea.

Sus vocaciones en artes camaleónicas, demostradas en distintos gobiernos, así nos lo dice. Pienso que esto puede estar sucediendo, entre otras cosas, debido al fuerte impacto que aún mantienen en la opinión pública las ideas políticas de marcado origen derechista. Y cuando los candidatos tímidamente intervienen no quieren diferenciarse mucho de “los gustos políticos”, que hoy gozan de gran popularidad, por temor de aparecer como enemigos del establecimiento.

Presumo que será por eso mismo que los candidatos vacilan cuando se les pregunta por el intercambio humanitario y sus propuestas de paz. Inmediatamente sus poses y gestos cambian, saben que entre ellos se disputa quién es el más intransigente frente a la guerrilla. Entonces, los furiosos candidatos en vez de propuestas de paz lo que exponen son propuestas de guerra. Lo anterior no es de extrañar, es frecuente que en países que estén en guerra (aquí “el enemigo es interno” con “aliados de países vecinos”) los candidatos aparezcan frente al auditorio como si fuesen los propios comandantes en jefe de la tropa.
Esto espantaría a cualquier población del mundo que quisiera cambiar de rumbo, que quisiera la paz. Porque lo que están diciendo los candidatos es que están conformes con la actual situación, que hay que continuarla. Esto implicaría que la población se ha acostumbrado a vivir en medio de graves conflictos sociales, enfrentamientos bélicos, altos índices de desempleo y pobreza. Como si no mereciéramos algo mejor a lo que nos ofrece el ahora. Es decir, es como si hubiésemos perdido toda esperanza de alcanzar colectivamente la paz y la prosperidad.

 En medio de este pesimismo (creemos conocer por anticipado el guión de la película correspondiente a los cuatro próximos años, “no importa quién gane, todo seguirá igual”), ¿será que simplemente estamos haciendo un ‘casting’, un ‘reality’, para escoger al actor que mejor interprete al “personaje Presidente”?

Valdría la pena que los candidatos justifiquen mejor su pertenencia a partidos que, se supone, tienen visiones del mundo diferentes. Que presenten propuestas bien sustentadas, que respondan a las preguntas básica: ¿cómo resolver los graves problemas del país?, ¿con qué recursos piensan adelantar los proyectos? y, sobre todo, ¿con quienes van a realizarlos? ¿Con los mismos bandidos de siempre? Si no responden con solvencia estos interrogantes, es evidente que estamos frente a propuestas demagógicas de candidatos populistas.
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Publicada como columna de opinión en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.