Opiniones, espontáneas y sin pretensiones de verdad, sobre diversos temas interrelacionados, como: la ciudadanía planetaria, la bacanería, la Caribanía y la actualidad cultural, social y política. Este Blog fue creado por Hugo Rafael González Montalvo (q.e.p.d) Actualmente es administrado por la Fundación Bacanería Planetaria, Bacanes y Bacanas del Mundo.
viernes, 29 de enero de 2010
lunes, 25 de enero de 2010
El cerebro triúnico. El reptil anda suelto.
Por Hugo González Montalvo
Las noticias nos dicen que en Barranquilla han aumentado los homicidios, inmediatamente crece el miedo y la percepción de inseguridad. Además de las explicaciones socioeconómicas y jurídicas al fenómeno delincuencial, sería conveniente recordar que, aunque nos sintamos muy humanos, nunca vamos a dejar de ser una especie animal. A veces se nos olvida algo elemental: por nuestra historia evolutiva, poseemos un cerebro triúnico (siguiendo la concepción de Mac Lean).
Una sola estructura y tres cerebros integrados: El paleocéfalo (cerebro reptil), el mesocéfalo (cerebro mamífero) y el córtex (cerebro del Homo Sapiens). Sabemos que el cerebro reptil es agresivo, celoso, genera los impulsos primarios para la supervivencia. Es un cerebro territorial, capaz de cometer las mayores atrocidades en su reacción instintiva de huir o pelear. El cerebro mamífero permite los procesos emocionales y las motivaciones básicas. Y el neocórtex nos concede la facultad de realizar eficaces procesos intelectuales que nos permiten decirnos que somos humanos.
Sabemos que el cerebro reptil es agresivo, celoso, genera los impulsos primarios para la supervivencia. Es un cerebro territorial, capaz de cometer las mayores atrocidades en su reacción instintiva de huir o pelear. El cerebro mamífero permite los procesos emocionales y las motivaciones básicas. Y el neocórtex nos concede la facultad de realizar eficaces procesos intelectuales que nos permiten decirnos que somos humanos.
Los homicidios realizados con extrema frialdad son muy dicientes. Parece ser que los actuales niveles de pobreza están acorralando al reptil, le generan mucho miedo y estrés. Es de suponer que debido a nuestra historia de violencia, las actuaciones de las autoridades, las injusticias propias de un Estado fallido, hemos construido una sociedad que promueve una ‘cultura reptiliana’. Es decir, una cultura consumista que permanentemente está estimulando a la animalidad que llevamos por dentro.
Todos sabemos que la industria cultural contemporánea y los medios masivos recurren a la impulsividad (reptil) o la afectividad (mamífero) para atraer multitudes, nos asedian permanentemente con la promoción de la animalidad. En programas de radio, series de televisión, letras de canciones, etc., se justifica socialmente el impulso homicida.
A veces, con argumentos sofisticados o con argucias de culebrero, se azuza al saurio, que está al acecho de entrar en escena ‘suelto de madrina’.
Uno se puede preguntar: ¿Hasta qué punto nuestra estructura socioeconómica impide que el altruismo recíproco y la compasión sean conductas más comunes?
El sistema educativo tiene el compromiso de promover una cultura que nos permita, como mamíferos, sobrevivir con afecto en una sociedad que estimule al Homo Sapiens Sapiens a desarrollar esa mente moral (M. Hauser) con la que afortunadamente estamos dotados biológica y culturalmente. Según esta concepción, es a la familia a la que le corresponde ir enseñando al infante Homo Sapiens Sapiens cómo controlar los caprichos del mamífero y las furias del lagarto.
Al Estado le corresponde controlar a los que, por muchos motivos, rompen con la convivencia social. Alguien podría decir, entonces, que el reptil anda suelto, campante, haciendo sus fechorías por las calles de Barranquilla.
Seamos optimistas: en la ciudad hay suficiente fuerza moral, formación académica y voluntad para contrarrestar estas ‘altanerías del saurio’. Los medios masivos deben considerar si la cultura que promueven no es más que cultura mafiosa, una versión emotiva de la ‘cultura reptiliana’. Las autoridades y la ciudadanía debemos proponernos que al único lagarto que aceptaremos ahora en Carnavales es al caimán que “se va pa´Barranquilla”.
Seamos optimistas: en la ciudad hay suficiente fuerza moral, formación académica y voluntad para contrarrestar estas ‘altanerías del saurio’. Los medios masivos deben considerar si la cultura que promueven no es más que cultura mafiosa, una versión emotiva de la ‘cultura reptiliana’. Las autoridades y la ciudadanía debemos proponernos que al único lagarto que aceptaremos ahora en Carnavales es al caimán que “se va pa´Barranquilla”.
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Publicado como columna de opinión en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.
lunes, 11 de enero de 2010
Película Avatar: artivismo matriota
Por Hugo González Montalvo
Su temática ambientalista evoca a la Matria, la Madre Tierra, un sistema interactivo óptimo para la vida. Hoy en peligro. Los Na'vi viven en una íntima y respetuosa conexión con la naturaleza, consideran sus vidas como una energía prestada a la biosfera. ¿El conflicto? Una empresa humana ha venido a explotar, con el apoyo de la fuerza militar, los recursos mineros de su hábitat.
Una lucha por la supervivencia. Aunque se desenvuelve en el futuro, nos recuerda nuestro presente. Es por eso que sectores de derecha del mundo han expresado su incomodidad con las evidentes referencias a la relación violenta del imperialismo, europeo y norteamericano, con los pueblos indígenas. Las sociedades capitalistas avanzadas continúan sometiendo por la fuerza a pueblos que viven en medio de los deseados recursos energéticos. Cameron con valentía nos advierte del cambio climático, un desastre ambiental generado por la voracidad insaciable de las transnacionales. Recordando a Irak, desnuda la lógica del poder militar. El coronel Miles Quaritch, comandante de la guarnición, dice: "Vamos a luchar contra el terror con el terror".
Avatar es también un llamado de atención ético a los científicos; en la hora decisiva, ¿al lado de quién deben estar? ¿de los que destruyen la vida motivados por la codicia o de los que piensan y actúan a favor del bienestar de la comunidad planetaria?
En cierto sentido, es una cartilla política en 3D, que estimula pensar cómo resistir heroicamente las intervenciones injustas de pérfidos extranjeros. Como al final ganan los buenos, alguien puede soñar entusiasmado que es un Na’vi, experimentar esa poética y mística conexión con la naturaleza, amanecer con la piel azulada y rasgos felinos, ser un guerrero de la Matria.
La palabra avatar viene del sánscrito avatâra y significa descenso o encarnación de un dios, actualmente se emplea en la Internet para referirse a la imagen que representa al usuario de un chat o una red social. En Avatar, la película de James Cameron, la mente del protagonista se encarna en el cuerpo artificial de un Na’vi, una raza humanoide de Pandora, luna del lejano planeta Polythemis. Si analizamos el guión, éste desarrolla una historia sencilla. Es una epopeya galáctica en 3D que transcurre en 2154, adecuada a todos los públicos. Ya desde la Antigüedad, los babilónicos en sus narraciones agotaron todas las combinaciones de tramas posibles. Su gran atractivo es su estética de cine espectáculo. Vivimos “la experiencia Avatar”, una inmersión en otra realidad, una fiesta de virtuosismo cinematográfico. Uno queda con la sensación de que un mundo verdadero sigue vivo en el teatro.
La crítica desde la izquierda: Es una visión ilusa del establecimiento económico que nos quiere hacer creer que puede continuar con el actual método imperial de explotación salvaje de los recursos y sobrevivir hasta el 2154. ¿Por qué el héroe siempre tiene que ser un estadounidense, presentando a los nativos sin capacidad de liderazgo?
En Avatar videojuego, tanto derechistas como izquierdistas podrán defender al noble pueblo de los Na'vi o hacer parte de la invasión explotadora del imperialismo galáctico. Gracias Cameron, por contribuir con tu arte masivo y contemporáneo a reflexionar sobre lo fundamental. Es la perfecta mezcla de arte con activismo político: artivismo puro.
Columna de opinión publicada en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.
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