Por HUGO GONZÁLEZ MONTALVO
En tertulia, unos amigos conversan, un extranjero es quien más pregunta:
Y tú, ¿qué crees?
Creo que esos niños mueren de hambre por “la violencia estructural”.
Botero
¿Cómo así?
Hay un tipo de violencia que percibimos de manera directa y hay otra que no entendemos quién la causa. Esa es la que se llama violencia estructural, es la causada por la injusta estructura económica, social y jurídica de un Estado.
¿Y por qué sucede eso en Colombia?
Una de tantas razones, la sociedad ha aceptado la desigualdad como una condición natural. Está convencida de que la pobreza es consecuencia del destino, nacer en un hogar en la indigencia es un designio de Dios y lo único que hay que hacer es aceptarlo.
Pero no siempre es así…
Cierto, los individuos luchan por superarse, pero las oportunidades son desiguales. Por más que procuran salir de la pobreza, la falta de educación, de salud, de vivienda y de empleo, son adversidades tan grandes que definitivamente no pueden progresar.
¿Y cómo deberían ser las cosas para que los niños no se mueran de hambre?
Los gobernantes deben cumplir con su obligación constitucional de brindar seguridad alimentaria a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad por causa de la indigencia y la pobreza extrema. El Estado social debería en su presupuesto asignar suficientes recursos para atender estas necesidades urgentes.
¿Y por qué no lo hacen?
Entre muchas causas, porque se destinan las mayores partidas a los gastos de guerra.
¿Y por qué están en guerra?
Hay una situación compleja: miseria, pronunciada desigualdad, ignorancia, corrupción, narcotráfico, ansias de poder, ansias de lucro, pérdida de los valores, una democracia imperfecta y degradada, etc., que no han permitido que en la sociedad colombiana se consolide una cultura que encauce la política hacia un ejercicio ético que promueva la convivencia pacífica con justicia social; es decir, que se busque con racionalidad la solución a las necesidades básicas de la población.
¿Y por qué están en guerra?
Hay una situación compleja: miseria, pronunciada desigualdad, ignorancia, corrupción, narcotráfico, ansias de poder, ansias de lucro, pérdida de los valores, una democracia imperfecta y degradada, etc., que no han permitido que en la sociedad colombiana se consolide una cultura que encauce la política hacia un ejercicio ético que promueva la convivencia pacífica con justicia social; es decir, que se busque con racionalidad la solución a las necesidades básicas de la población.
Autor: Ricardo Delgado Herbert
¿Y quiénes son los culpables de esto?
Los sectores pudientes, por egoístas. Los sectores pobres por vender el voto. Los medios de comunicación por ser complacientes con la injusticia. La Iglesia por bendecir la desigualdad. Las universidades por callar. Los violentos por sanguinarios. En fin, muchos actores hacen que prevalezca una cultura de la muerte y de la resignación.
¿Se puede superar esta situación?
Claro, acabando con la guerra mediante diálogos y comprometiéndonos todos a jugar limpio, a ser decentes. Creando condiciones democráticas para la prosperidad, para que se puedan elegir legisladores y autoridades honestas. Constituyendo un Estado de bienestar donde se compartan los beneficios de la producción nacional, donde se utilicen mayores recursos, los que antes se empleaban para la guerra, para la seguridad social.
¡Pero eso no es fácil!Claro que no, sobre todo si la gente continúa embobada discutiendo de qué color es la cuerda que los va a ahorcar. Es víctima de otra violencia estructural: la violencia cultural.
Explíqueme.
Los medios de comunicación, sobre todo la radio y la TV, encauzan la atención hacia lo superfluo. Todo lo convierten en chiste. Mientras que la inseguridad crece con la pobreza, los desempleados con el estómago vacío discuten sobre fútbol, vallenato o celebran con orgullo patriótico que casi ganamos Miss Universo. Ni se inquietan porque el jefe del principal partido de la coalición de gobierno, sospechoso de ser un paramilitar, esté preso.
Continúe usted con la tertulia.
Publicado en EL HERALDO
7 comentarios:
DE: 2 atención. En página de EL HERALDO
Es la realidad nacional, desempleo, paseo de la muerte, falta de educación, hambre, violencia desenfrenada...Pero todo disfrazado por encuestas amañadas y noticias frivolas, que mantienen anesteciada a la gente del común, esa que más sufre por el abandono gubernamental, pero la más facil de manipular por los medios de comunicación, que van de la mano para mantener una imagen falsa de un gobierno, en el que la corrupción se pasea campante por todas las entidades, manchado de casos horribles. (Noguera, Pinedo, Vives, Mario Uribe, Arias, Martha Lucia Ramirez, etc, etc...)Si a Samper le colocaron un Elefante, en estos tiempos habría que colocar un dinosaurio en las afueras de la casa de Nariño, pero bueno si Caracol y RCN (Radio Casa de Nariño) dicen que el 84% estamos contentos con eso, todos lo creemos, mientras nuestros niños se siguen muriendo de hambre....Hasta cuando?
De: Alicita Marín
UN contenido con una verdad de a puño, pero que como todo en esta vida, es relativa su verdad. Si ahondamos en nuestro clima bélico, encontraremos que no nació propiamente de la pobreza, sino de la persecución partidista, de ahí como a las bolas de nieve, se le fue sumando material que mantiene la guerra. La falta no tanto de educación, sino se cultura, es definitiva y las iglesias, sean cuales sean los dogmas de ellas, tienen una gran labor a desarrollar en estas áreas. Subiendo el nivel de las mentes se eleva automaticamente el de la materia. Y a quienes no tienen credo, unirse en talleres culturizantes, como esa tertulia de la que hoy se escribe.
De Jorge Senior
jsenior@enred.com
Excelente
Solo falto mencionar la nueva moda de la ley de la atraccion
segun la cual si usted es pobre es por su propia culpa
por no conocer el "secreto"
y si usted es rico es gracias a la ley de la atraccion
no importa si lo logro robando al erario, narcotraficando, desplazando
y robando tierra, explotando trabajadores, aprovechando informacion
privilegiada o trafico de influencias
El Buho
De: Jorge Gómez
jorgegomezpinilla@yahoo.es
Muy bueno todo lo que usted escribe, pero lo que más me gusta es el grafismo con el que muestra sus columnas. Es un Tebas para conseguir las más pertinentes imágenes. Felicitaciones y Gracias,
JGP
DE: Fabio Miguel Monroy Martínez corderechos@gmail.com
Hermano, la leí en la madrugada del lunes, muy buena.
Compa: Que reflexiones tremendas. Oiga,
Fabio Miguel
DE: Nicolas Linan nicolas.linan@cdj.com.co
Señor Hugo González Montalvo:
Me permito felicitarlo por su excelente columna publicada en el diario El Heraldo, el día lunes 28 de julio del presente, titulada “Violencia, sin pan y con mucho circo”.
En pocas palabras, y con gran sentido, se expresan allí, las verdaderas causas de nuestro subdesarrollo.
Que bueno sería que todos los colombianos tuviésemos ese grado de conciencia.
Nuevamente, felicitaciones…
Atentamente, Nicolás Linan Estrada.
CC 6.817.382 de Sincelejo
DE: EMIRO ALVAREZ
emiral50@hotmail.coms
Fraternal saludo se�or Gonz�lez.
Le propongo convocar una marcha interminable en Colombia con eco en todos los pa�ses del mundo por la independencia definitiva de nuestros ni�os de la muerte por desnutrici�n y por falta de asistencia m�dica. Es una irresponsabilidad nuestra quedarnos at�nitos ante el espect�culo. Sabemos que la intenci�n consiste en legitimar un proyecto econ�mico y pol�tico excluyente para las mayor�as nacionales y con presencia de mafias de todo orden. Entiendo que es dif�cil luchar contra el instrumento m�s poderoso como son los medios de comunicaci�n, pero tambi�n entiendo que no es imposible. Ahora he observado que los medios impresos no tragan entero la agenda trazada por los canales nacionales y creo firmemente que esa oportunidad hay que aprovecharla.
Continuar� comunic�ndome con UD, porque he observado a trav�s de sus escritos en El Heraldo, que tiene valores humanos muy altos que lo distingue de la claque de periodistas y columnistas alabarderos de un modo de producci�n que privilegia a las �lites y desprecia al humilde.
Atentamente
Emiro Alvarez Vel�squez.
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