Por Hugo González Montalvo
Cuando en el siglo pasado América Latina estaba plagada de dictaduras militares, en Colombia persistía la democracia liberal. Democracia más que todo formal.
Hoy, la situación es inversa, hay en la región una tendencia general de izquierda y en Colombia subsiste una tendencia de derecha. Los pueblos del vecindario han optado por gobernantes que persiguen el beneficio colectivo dándole prioridad a las políticas estatales que permitan la distribución social de las ganancias de la producción nacional. Estos gobiernos, procuran la disminución de la pobreza y favorecen la igualdad de oportunidades al asumir, con responsabilidad y capacidad empresarial, la administración de los grandes recursos naturales. Todo lo anterior, manteniendo buena parte de la producción económica con iniciativa privada y mediante el respeto a las reglas del juego electoral.
El más reciente de los ejemplos es El Salvador. En ese país, hubo sensatez entre las partes en contienda, militar y política, entre el establecimiento gubernamental y la insurrección armada del FMLN. De manera inteligente, iniciaron diálogos y finalmente lograron acuerdos de paz. De ahí en adelante se respetó lo pactado. La guerrilla de izquierda, convertida en partido político, se mantuvo coherente con su posición ideológica y, con paciencia, logró convencer civilizadamente a los lectores para que le dieran la oportunidad de demostrar las bondades prácticas de sus planes de gobierno.
El caso de El Salvador nos permite establecer semejanza y diferencias con respecto a nuestro país. Para muchos, la sólo posibilidad de que, en un futuro bien lejano, estos acontecimientos se repitan aquí (que la actual guerrilla colombiana reintegrada a la vida civil en un partido político logre ganar unas elecciones) es lo suficientemente aterrador para la sostenibilidad de sus intereses, que en vez de animarlos a buscar la posibilidad de paz, les refuerza su concepción militarista que les ha dado resultado hasta ahora: mantener estigmatizadas las ideas de izquierda como ideas insensatas y peligrosas para la seguridad del país.
Han logrado convencer al electorado de que si alguien es de izquierda es porque es violento, terrorista. Se ha impuesto la opinión de que sólo las opciones de derecha son democráticas. Lo anterior, pone en aprietos a la izquierda democrática, que se ve compelida a estar constantemente dando explicaciones. Se desconoce que, hoy en el mundo, la izquierda está ligada a proyectos políticos pacifistas, ecologistas, de defensa de los derechos sociales y a la consolidación de las libertades individuales.
Para finalizar, algunas preguntas: ¿Es la guerrilla lo suficientemente lúcida para percibir que a quien más beneficia, con su insistencia anacrónica, es precisamente a quienes dice combatir con mayor vehemencia? ¿Se habrá detenido a pensar que si continúa con la práctica del secuestro tiene asegurado el repudio de la humanidad? ¿El país seguirá engolosinado de manera enfermiza con el conocido discurso patriotero, monotemático, excluyente y extremista? ¿La sociedad civil podrá romper este cerco de estupidez? ¿Nos merecemos un mejor destino?
Publicado en EL HERALDO de Barraquilla,
http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/C/colum23mar-3/colum23mar-3.asp?CodSeccion=42
3 comentarios:
De: Janet Nuñez
kalusa@telecable.es
Bueno, acuerdate que cuando casos como el M-19 y peor aún, la Union Patriótica quisieron optar al poder, los exterminaron uno a uno. En Colombia no hay garantias de que cualquier grupo de izquierda real -no demagogica- pueda llegar a ejercer el derecho a ser, al menos, una alternativa. Yo creo que ni la misma sociedad colombiana esta preparada para asimilar un cambio asi porque no existe cultura politica, somos un pais de borregos en donde siempre es mejor malo conocido que bueno por conocer, precisamente porque no se cuenta con argumentos de juicio para valorar el alcance de algunas ideologias y ciertos proyectos democraticos. Estamos permeados por la propaganda todavia hoy, más de cincuenta años despues, totalmente macarthista.
Janet.
Comparto plenamente el artículo de El Heraldo sobre El Salvador y Colombia.
Hay que no caer en el pesimismo y tratar de abrir diversas opciones que, eventualmente, permitan que Uribe no gane en la primera vuelta, para que, una vez demostrado que no es invencible, podamos derrotarlo en la segunda. Yo creo firmemente en la opción socialdemocrática que se encarna en el nombre de JAIME ARAUJO RENTERÍA. Un hombre decente, consistente e inteligente, comprometido con el respeto al Estado social de derecho y el efectivo desarrollo de los derechos fundamentales, en particular de las clases marginadas, cuyos intereses ha pisoteado la propuesta neo-fascista de la "seguridad democrática".
Hay que considerar nuevas opciones y abrir la discusión hacia los temas sociales, en lugar de encerrarnos, como lo quiere el candidato-presidente, en dos puntos manidos: "seguridad" (en su recortada visión, exclusivamente militar) e inversión extranjera (con todas las prerrogativas para el gran capital y ninguna ventaja para nuestros trabajadores).
ARAUJO RENTERÍA es una opción para la decencia. Y, además, ¡es CARIBE!
Jorge Restrepo Fontalvo
jrf@cable.net.co
Abogado y profesor universitario.
Buena reflexion ideologica..pero es ya:
Los invito a que sigan tambien nuestro blog: www.colectivoalternativo.blogspot.com
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