Cultura Tairona
Por Hugo González Montalvo.
Algunos ciudadanos del Caribe colombiano han expresado que tienen grandes expectativas sobre el interés y apoyo a la autonomía regional que podría desplegar el nuevo gobierno. Al respecto, es importante recordar ciertos conceptos.
Tenemos a favor del anhelo de autonomía, primero, que los habitantes de la costa norte, considerando los aspectos geográficos, se reconocen fácilmente como pertenecientes a una región.
Segundo, que los fuertes lazos culturales e históricos que unen a los ciudadanos de la región han generado una especie de “nacionalidad cultural regional”. Es decir, nos podemos reconocer como una nación, entendiéndola como lo define la Real Academia Española: un conjunto de personas de un mismo origen y que tienen una tradición común.
Tercero, el percibirnos como nación nos ha facilitado la construcción de una identidad que emotivamente nos impulsa a actuar solidarios. Cuarto, hay una creciente conciencia en una parte de la población de que es necesario alcanzar la autonomía administrativa regional para así lograr una posible mejoría en las condiciones materiales.
Sintetizando: una nación con una fuerte identidad cultural y que habita en la región Caribe colombiana aspira conseguir mayor descentralización administrativa. Para lograrlo son necesarias, después del voto Caribe, nuevas acciones colectivas que generen las condiciones para que en el Congreso de la República sea aprobada, por lo pronto, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. La ley podrá darle a la región el carácter de entidad territorial: “región administrativa y de planificación, con personería jurídica, autonomía y patrimonio propio” (Artículo 306 C.N.). “La misma ley establecerá las atribuciones, los órganos de administración, y los recursos de las regiones y su participación en el manejo de los ingresos provenientes del Fondo Nacional de Regalías” (Artículo 307 C.N.). Se entiende, entonces, que sí podemos alcanzar una mayor descentralización administrativa.
Ahora, si pensamos ir más allá (convertirnos en una región con alguna fórmula institucional de autogobierno) se requeriría de una reforma constitucional que acoja y regule la descentralización política. Es decir, para que la “nacionalidad cultural regional” del Caribe colombiano pueda forjar su reconocimiento como sujeto colectivo, obtener la “nacionalidad jurídica”, se requeriría que la población tenga plena conciencia de qué es lo que quiere y cómo lograrlo.
El Estado-nación actual tratará siempre de mantener centralizado el poder y uniformar a la población. En estas circunstancias es cuando se demanda una guía institucional de la voluntad colectiva, es ahí donde se hace necesario el surgimiento de un partido político regional que asuma la responsabilidad histórica de conseguir la autonomía. Los temores que puedan suscitar estas pretensiones se apaciguan cuando se aclara que lo anterior no implica que se aspire a obtener ser sujetos de nuestra propia soberanía; es decir, no estamos reclamando una nueva “nacionalidad política”, no se está hablando de un nuevo Estado-nación independiente sino de que nos convirtamos en una región autónoma.
Pero todas estas aspiraciones se enfrentan a la duda: ¿Si será más democrática y socialmente justa esa región Caribe que se proyecta? Hay que recordar que durante el feudalismo los espacios locales de poder gozaban de autogobierno pero no por eso fueron gobernados por principios y normas democráticas. ¿No estaremos ayudando a consolidar el asalto al poder local de fuerzas políticas de dudosa moral?
oOo
Debo agradecer a todos los amigos, muchos miembros de la comunidad cultural y periodística de la región, por su generoso apoyo en la reciente dificultad relacionada con mi salud.
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Publicada como columna de opinión en el diario El HERALDO de Barranquilla, Colombia.http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/C/colreconocimiento_juridico/colreconocimiento_juridico.asp?CodSeccion=52
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