Barranquilla, miércoles, 4 agosto de 2010
Historia de una preocupación con final feliz
Hugo se casó el sábado con la artista Katya Oliveros. Cortesía Salwa Amashta
Por Martha Guarín R.
Hay días que por su naturaleza han sido decretados como maravillosos en la vida de lo seres humanos: tener un hijo, publicar un libro, plantar un árbol. Pero también hay sucesos que pueden superar los convencionalismos, como recibir la noticia de que por fin otros pagarán 90 millones de pesos para no detener el proceso de un trasplante de médula ósea con el que busca extender su vida el promotor del movimiento de la bacanería en el Caribe colombiano, Hugo González Montalvo.
Ayer, la rectora de la Universidad del Atlántico, Ana Lucía Meza, dio instrucciones precisas para que se atienda con prioridad el caso del cineasta González Montalvo, profesor desde hace 11 años de la institución, que padece hace cuatro un cáncer que del nivel cuatro bajó gracias a los avanzados tratamientos que ha recibido y a su bacanería, y va en la fase uno.
La decisión de la Rectora obedece al grito de auxilio que retumbó ayer en Barranquilla por parte de amigos del columnista de este diario, al señalar que si la Universidad no cancelaba a tiempo sus compromisos económico con la Fundación Santa Fe, la vida del profesor de semiótica de la cultura y de análisis audiovisual de la facultad de Bellas Artes corría peligro.
Ayer mismo, la Universidad generó una carta de orden de pago de la Unidad de Salud por $258.683.921 que debe hacerse efectiva hoy.
“Inmediatamente la Unidad de Salud procederá a pagarle a la Fundación Santa Fe ya que el plazo vence el 6 de agosto”, precisó el vicerrector financiero y administrativo Freddy Díaz. Si esta gestión sigue su curso, el 11 de agosto González Montalvo iniciará en la Fundación Santa Fe el ciclo de quimioterapia y posteriormente al trasplante de médula ósea.
“Yo sólo tengo agradecimientos con la Universidad del Atlántico. Primero por darme la oportunidad de trabajar. Para mí es una realización académica y espiritual, pero el tratamiento médico que recibo y al que tengo derecho como trabajador, no puede postergarse, es una recomendación científica”, explicó González.
El cineasta hace de cada momento el mejor fotograma de su vida.
El sábado 31 de julio, después de convivir 10 años con la artista plástica Katia Oliveros, se casó en su residencia. Y ayer fue un día que empezó con preocupación pero que terminó como muchos otros, con felicidad, con la misma que se ha propuesto vivir. Al caer la noche dijo: “Gracias a todos, por lo poco o lo mucho que haya que vivir”.
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