lunes, 23 de agosto de 2010

La ética como esperanza

Por Hugo González Montalvo
Es un lugar común afirmar que el individuo contemporáneo vive la casi totalidad de su vida motivado por una mentalidad consumista y que, para atenuar las ansias egocéntricas que ésta genera, se ve compelido a estar “a la moda”, a estar IN. Los medios masivos de comunicación y todas las redes de interacción electrónica del planeta Tierra están complacidas: sus clientes, los consumidores audiovisuales, gustan sólo lo que está de moda, esto conlleva vivir la vida a la velocidad del desarrollo de las nuevas tecnologías.  
Al respecto, hace años, en un ensayo sobre el tema, Umberto Eco nos cuenta que la televisión italiana en sus inicios emitía una programación que daba preferencia a la “alta cultura” (la cultura de la élite intelectual y social) y que, por la paulatina influencia de las opiniones (encuestas) de las grandes masas de telespectadores, la programación se fue transformando en lo que es actualmente: el reflejo del gusto mayoritario. Los telespectadores expresaban sus preferencias por los sentimientos y emociones que generaban las creaciones artísticas propias, las mismas que desde siempre habían disfrutado. Es válido decir que gran parte del gusto actual de los consumidores fue autoconstruido en una relación interactiva y compleja con los medios, que generaron o motivaron muchos de los pensamientos y emociones de las grandes masas.
La industria del entretenimiento ha explotado la preferencia popular por lo melodramático y fomentado, desde los inicios del negocio, una especie de estética pop que avanza aparentemente sin patrones definidos al vaivén del hedonismo sin sentido del consumidor. Decimos aparentemente porque todos sabemos que las grandes empresas de la producción de bienes y servicios, junto con los media, se han propuesto como objetivo diseñar el gusto de moda para el consumidor sumiso. El hombre contemporáneo estaría dominado por un sentimiento de vacío, que intenta llenarlo consumiendo con afán productos de marca ofrecidos con la más reciente tecnología.
Sobre estos aspectos, acabo de escuchar al filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky (conferencia, Feria del Libro 2010 de Bogotá, sábado 14 de agosto) reafirmar su conocida tesis: el triunfo absoluto de la cultura capitalista en la actual etapa histórica de la humanidad, en la era del vacío.
En la hipermoderna sociedad globalizada contemporánea, la cultura no es más que otra mercancía; es una “Cultura Mundo” que rinde culto a lo efímero, al ocio; que ha conseguido que hoy los humanos consumamos esencialmente marcas. Una cultura donde el deber con fundamento divino o civil es sustituido por el pragmatismo individualista del consumidor narcisista. Una época posmoral donde lo sagrado es la marca.
Mi postura es que esa visión de Lipovetsky es catastrófica, parte de la experiencia propia de una sociedad europea postmoderna (local, para él) y que luego la extrapola a todo el planeta, la supone una experiencia global. Sabemos que en América Latina, África y Asía buena parte de la población apenas consume lo mínimo para sobrevivir, es decir no son consumidores posmodernos.

Además, existen numerosos grupos y comunidades que resisten de diversas formas al avance de la cultura consumista. Muchos jóvenes, pertenecientes a grupos ecologistas y pacifistas, convencidos de que el afán desmedido de lucro y consumo está destruyendo la vida en el planeta, plantean la inteligencia y la ética como sostén de la cultura y realizan acciones directas y libertarias contrarias a las tendencias hasta ahora dominantes.
Soy optimista, pienso que en nuestro fundamento biológico, de cooperación y coordinación para mantener la vida, hay esperanzas para inventar el método eficaz de conseguir bienestar con justicia para todos.
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Publicado como columna de opinión en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.


sábado, 14 de agosto de 2010

Carta de compromiso con la Matria, la Madre Tierra.

Conceptos y principios de la

Bacanería Planetaria.


La Carta de la Tierra

P r e á m b u l o
Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.
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Ver texo completo en:
Bacanería Planetaria
http://bacaneriaplanetaria.blogspot.com/2010/08/carta-de-compromiso-con-la-matria-la.html

lunes, 9 de agosto de 2010

Reconocimiento jurídico a nuestra nacionalidad cultural regional

Cultura Tairona
Por Hugo González Montalvo.
Algunos ciudadanos del Caribe colombiano han expresado que tienen grandes expectativas sobre el interés y apoyo a la autonomía regional que podría desplegar el nuevo gobierno. Al respecto, es importante recordar ciertos conceptos.
Tenemos a favor del anhelo de autonomía, primero, que los habitantes de la costa norte, considerando los aspectos geográficos, se reconocen fácilmente como pertenecientes a una región.
Segundo, que los fuertes lazos culturales e históricos que unen a los ciudadanos de la región han generado una especie de “nacionalidad cultural regional”. Es decir, nos podemos reconocer como una nación, entendiéndola como lo define la Real Academia Española: un conjunto de personas de un mismo origen y que tienen una tradición común.
Tercero, el percibirnos como nación nos ha facilitado la construcción de una identidad que emotivamente nos impulsa a actuar solidarios. Cuarto, hay una creciente conciencia en una parte de la población de que es necesario alcanzar la autonomía administrativa regional para así lograr una posible mejoría en las condiciones materiales.
Sintetizando: una nación con una fuerte identidad cultural y que habita en la región Caribe colombiana aspira conseguir mayor descentralización administrativa. Para lograrlo son necesarias, después del voto Caribe, nuevas acciones colectivas que generen las condiciones para que en el Congreso de la República sea aprobada, por lo pronto, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. La ley podrá darle a la región el carácter de entidad territorial: “región administrativa y de planificación, con personería jurídica, autonomía y patrimonio propio” (Artículo 306 C.N.). “La misma ley establecerá las atribuciones, los órganos de administración, y los recursos de las regiones y su participación en el manejo de los ingresos provenientes del Fondo Nacional de Regalías” (Artículo 307 C.N.). Se entiende, entonces, que sí podemos alcanzar una mayor descentralización administrativa.
Ahora, si pensamos ir más allá (convertirnos en una región con alguna fórmula institucional de autogobierno) se requeriría de una reforma constitucional que acoja y regule la descentralización política. Es decir, para que la “nacionalidad cultural regional” del Caribe colombiano pueda forjar su reconocimiento como sujeto colectivo, obtener la “nacionalidad jurídica”, se requeriría que la población tenga plena conciencia de qué es lo que quiere y cómo lograrlo.
El Estado-nación actual tratará siempre de mantener centralizado el poder y uniformar a la población. En estas circunstancias es cuando se demanda una guía institucional de la voluntad colectiva, es ahí donde se hace necesario el surgimiento de un partido político regional que asuma la responsabilidad histórica de conseguir la autonomía. Los temores que puedan suscitar estas pretensiones se apaciguan cuando se aclara que lo anterior no implica que se aspire a obtener ser sujetos de nuestra propia soberanía; es decir, no estamos reclamando una nueva “nacionalidad política”, no se está hablando de un nuevo Estado-nación independiente sino de que nos convirtamos en una región autónoma.
Pero todas estas aspiraciones se enfrentan a la duda: ¿Si será más democrática y socialmente justa esa región Caribe que se proyecta? Hay que recordar que durante el feudalismo los espacios locales de poder gozaban de autogobierno pero no por eso fueron gobernados por principios y normas democráticas. ¿No estaremos ayudando a consolidar el asalto al poder local de fuerzas políticas de dudosa moral?

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Debo agradecer a todos los amigos, muchos miembros de la comunidad cultural y periodística de la región, por su generoso apoyo en la reciente dificultad relacionada con mi salud.
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Publicada como columna de opinión en el diario El HERALDO de Barranquilla, Colombia.
http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/C/colreconocimiento_juridico/colreconocimiento_juridico.asp?CodSeccion=52

miércoles, 4 de agosto de 2010

Historia de una preocupación con final feliz


Barranquilla, miércoles, 4 agosto de 2010

Historia de una preocupación con final feliz

Hugo se casó el sábado con la artista Katya Oliveros. Cortesía Salwa Amashta

Por Martha Guarín R.

Hay días que por su naturaleza han sido decretados como maravillosos en la vida de lo seres humanos: tener un hijo, publicar un libro, plantar un árbol. Pero también hay sucesos que pueden superar los convencionalismos, como recibir la noticia de que por fin otros pagarán 90 millones de pesos para no detener el proceso de un trasplante de médula ósea con el que busca extender su vida el promotor del movimiento de la bacanería en el Caribe colombiano, Hugo González Montalvo.

Ayer, la rectora de la Universidad del Atlántico, Ana Lucía Meza, dio instrucciones precisas para que se atienda con prioridad el caso del cineasta González Montalvo, profesor desde hace 11 años de la institución, que padece hace cuatro un cáncer que del nivel cuatro bajó gracias a los avanzados tratamientos que ha recibido y a su bacanería, y va en la fase uno.

La decisión de la Rectora obedece al grito de auxilio que retumbó ayer en Barranquilla por parte de amigos del columnista de este diario, al señalar que si la Universidad no cancelaba a tiempo sus compromisos económico con la Fundación Santa Fe, la vida del profesor de semiótica de la cultura y de análisis audiovisual de la facultad de Bellas Artes corría peligro.

Ayer mismo, la Universidad generó una carta de orden de pago de la Unidad de Salud por $258.683.921 que debe hacerse efectiva hoy.

“Inmediatamente la Unidad de Salud procederá a pagarle a la Fundación Santa Fe ya que el plazo vence el 6 de agosto”, precisó el vicerrector financiero y administrativo Freddy Díaz. Si esta gestión sigue su curso, el 11 de agosto González Montalvo iniciará en la Fundación Santa Fe el ciclo de quimioterapia y posteriormente al trasplante de médula ósea.

“Yo sólo tengo agradecimientos con la Universidad del Atlántico. Primero por darme la oportunidad de trabajar. Para mí es una realización académica y espiritual, pero el tratamiento médico que recibo y al que tengo derecho como trabajador, no puede postergarse, es una recomendación científica”, explicó González.

El cineasta hace de cada momento el mejor fotograma de su vida.

El sábado 31 de julio, después de convivir 10 años con la artista plástica Katia Oliveros, se casó en su residencia. Y ayer fue un día que empezó con preocupación pero que terminó como muchos otros, con felicidad, con la misma que se ha propuesto vivir. Al caer la noche dijo: “Gracias a todos, por lo poco o lo mucho que haya que vivir”.