sábado, 30 de octubre de 2010

Samba pa’ ti, del bacán Carlos Santana, 40 años después

Por Haroldo Martínez
Por andar en la neurosis de preparar una jornada sobre el autismo y una ponencia para el Congreso Nacional de Psiquiatría, se me ‘enmochiló’ el 40 aniversario en septiembre del lanzamiento de Samba pa’ ti del Mayor Carlos Santana, una de las obras perfectas de la música de todos los tiempos.
Una obra es perfecta cuando resiste todos los análisis de los códigos musicales: género, ritmo, melodía, composición, lírica, fraseo, cadencia, introducción, desarrollo, coda y, por encima de todo, la emoción. Una obra musical es perfecta cuando mueve las emociones desde la primera frase. Es imposible sustraerse a lo que producen los primeros compases de la Quinta Sinfonía de Beethoven: Tatatatáaaa. Es tan conocida que el común de la gente utiliza esa frase para ponerle música a una situación de suspenso. Es una emoción cercana al éxtasis escuchar las primeras notas de la Fender Stratocaster de Santana y el ritmo que desencadenan para acompañar la melodía inicial. Qué vaina tan bacana, el samba del Mayor empieza con ritmo de bolero. ¿Se pillan la nota? Queda uno capturado de inmediato.

Samba es un sustantivo masculino (no se dice la samba sino el samba) que quiere decir golpe de ombligo a ombligo. Así que, cuando termina lo caribe y empieza la síncopa brasilera, uno hace lo propio: aprovecha la transición para pegar su ombligo a la pareja, inspirarse en lo que dicen las cuerdas y tirarle carreta en el pabellón del oído. Samba pa ti es la atmósfera ideal para jugar a la emoción del galanteo.

Yo he visto al gurú Santana hacer milagros en las discotecas en los años 70. He presenciado cómo la emoción que produce su samba ha hecho ponerse de pies y bailar a paralíticos. Me refiero a personas que no sabían bailar y que cuando empezaba a sonar lo caribrasilero se lanzaban al ruedo para sambear con el ‘bollito’. Samba pa’ ti era la alcahuetería perfecta, la que le resolvía la situación a muchos.

Bienaventurados aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver a Carlos Santana en vivo y disfrutar de cerca la experiencia de mirar sus prodigiosas manos pulsar las cuerdas para deleitarnos con su obra perfecta. Aquello es el verdadero éxtasis: la estimulación visual y acústica del módulo numismático que queda en el fondo del sistema límbico en los límites entre el lóbulo temporal y el parietal del cerebro derecho, módulo que cuando es excitado con los ingredientes adecuados produce la sensación de estar frente al numen divino, la presencia de lo supremo.

Cuarenta años después, septiembre de 2010, este impulsador del rock latino rinde homenaje a grandes guitarristas de todos los tiempos en un álbum con 12 temas representativos de cada uno, se llama Guitar Heaven y tiene invitados especiales, desde cantantes veteranos como el “perro rabioso e inglés” Joe Cocker hasta el prodigioso violoncelista japonés Yo-Yo Ma. Píllenselo.

Esta tarde hay tertulia en casa de Hugo González, un bacán que acaba de salir de un trance crítico al enfrentar un trasplante de médula para su trastorno oncológico. Como parte del tratamiento psicológico vamos a brindar con Santana y con Cavernet Sauvignon por el éxito de su cirugía. Invitamos a David Sánchez Juliao para que vea cómo funciona la ‘bacanterapia’.
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Publicado en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.

2 comentarios:

Cmonnery dijo...

Esta pieza musical remueve las fibras... Majestuoso... Gracias por el detalle

Lalo dijo...

Identificado totalmente con las palabras acerca de este fenómeno de la música afroamericana. Un dinosaurio hoy en día, que se da el lujo de ganarse casi todos los premios Grami, las palabras mágicas se quedan escasas para descifrar el éxtasis que produce un tema como Samba pa'ti.