lunes, 14 de enero de 2008

El reconocimiento como insurrectos y carnaval primigenio

Por HUGO GONZÁLEZ MONTALVO
En todos los tiempos y en todos los lugares, aclarar los conceptos es de vital importancia cuando se trata de iniciar conversaciones de paz con los enemigos. Por eso es primordial el actual debate que suscitó el presidente Chávez con su solicitud de reconocimiento internacional a las guerrillas. Repasemos algunas definiciones genéricas —despojadas de cualquier inmediato compromiso ideológico o propagandístico propio de partes involucradas en un concreto conflicto— y que podemos encontrar en cualquier diccionario académico (DRAE). ¿Quién es un rebelde? La persona que no obedece, que opone resistencia. ¿Qué es una rebelión? Delito contra el orden público, consistente en el levantamiento contra los poderes del Estado con el fin de derrocarlos. ¿Cuándo un grupo es insurgente? Cuando protagoniza un levantamiento contra la autoridad. ¿Qué es terrorismo? Dominación por el terror. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. ¿Qué es la política? Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. ¿Qué es beligerancia? Reconocer a alguien la importancia suficiente para contender con él. Para que un grupo insurgente pueda ser reconocido como beligerante tiene que cumplir con exigentes requisitos del Derecho Internacional.Entonces, con la brevedad propia de una columna, podemos decir que las guerrillas son grupos insurgentes que, expresando una motivación política, se han declarado y actuado en rebelión contra el Estado colombiano. Son delincuentes que realizan acciones terroristas y secuestros. Reconocerles la condición de insurgentes a las guerrillas no elimina la calificación de terroristas. El Estado colombiano si de verdad tiene la voluntad de terminar el conflicto por la vía negociada tendrá que aceptar que conversará con insurgentes que han realizado actos terroristas. No puede ser de otra manera. Lo anterior no quiere decir que quien analiza serenamente y califica la condición del sublevado esté de acuerdo con sus acciones u opiniones.
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Como consecuencia de la exitosa operación humanitaria que permitió la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, vislumbremos los posibles acontecimientos que este hecho histórico puede desencadenar. Hagamos el ejercicio, primero con una visión pesimista y después con una esperanzada.Las personas que por algún motivo profundo guardan en su corazón resentimientos, deseos de venganza o que tienen ciertos intereses económicos en juego, seguramente tratarán de sabotear cualquier intento de promoción del acuerdo humanitario. Insistirán con los inamovibles: “Con los terroristas, ni hablar. Continuemos con la guerra. ¿Las personas secuestradas?... de malas”. Según esta visión insensible el año 2008 finalizará con una situación similar o peor en materia de conflicto armado.
Los ciudadanos positivos y esperanzados creen que la alegría colectiva expresada por los colombianos al conocer la liberación de las dos damas va ser recibida por el Gobierno y la guerrilla como un mensaje que transmite el deseo de paz de la mayoría de la población del país.
Clara Rojas y Emmanuel, Icbf.
Las partes deberán comprender que el pueblo está hastiado de la guerra. Que el amor a la patria no debe confundirse maquiavélicamente como amor a la guerra. Las organizaciones sociales y los partidos políticos, que fueron espectadores televisivos de la liberación, ojalá se decidan, por fin, a luchar con seriedad y constancia para alcanzar la paz. La esperanza es que el Gobierno colombiano en un acto de sensatez política anuncie que las Fuerzas Armadas del Estado son tan fuertes que no temen que pasados 45 días después de haber suspendido operaciones militares en una zona de encuentro vayan a perder el control del mismo. Y anuncien al país y a la comunidad internacional que aceptan iniciar conversaciones en una zona de diálogos. ¿Cuál de las dos visiones usted atrae con sus actuaciones y pensamientos?

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Para finalizar, un tema local y menos trascendental. Sabemos que el Carnaval, históricamente, es una fiesta en la que la comunidad se concede licencia para descontrolarse, para gozar con sus propios excesos y deschavetarse con sus excentricidades. Disfrazados y confiados por la camaradería del ambiente, los espontáneos participantes del Carnaval se aventuran desinhibidos a deambular en un espacio que sin barreras está concebido para que puedan intercambiar constantemente los papeles de actor y espectador. La anterior descripción es lo que se entiende como un modelo de Carnaval. Hoy es muy raro encontrarlo en su estado primigenio, salvo en pequeñas comunidades. En nuestro Carnaval todavía lo podemos hallar en fiestas familiares, en los clubes sociales y en algunas verbenas populares. La versión criolla del Carnaval enfatiza en los desfiles (paradas), como espectáculos principales; que no son, en estricto sentido, espectáculos de Carnaval; las autoridades los prefieren porque son más fáciles de controlar de principio a fin. Hay que anotar que en estos desfiles la cultura urbana emergente es opacada por la folclórica y rural; se advierte en ellos una atmósfera nostálgica, conservadora y repetitiva. Por fortuna se mantiene lo mejor, orgullo de nuestro Carnaval, el espíritu alegre y juguetón de nuestra gente.
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Publicado en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquiera que mire el panorama colombiano desde fuera del país , como yo, puede pensar que los colombianos están locos.
Jeremías Corrales

Anónimo dijo...

¿Hay un camino, racional, diferente a la paz?
Elsa Leyva

Anónimo dijo...

Muy didactica la explicacion y creo que ayudaria a encontrar un camino de reconciliacion y de paz. Lo que ha ensombrecido el panorama es el circo que se ha armado que le resta seriedad al proceso, especialmente pretender hacer publicidad ignorando al legitimo gobierno de Colombia. Con la razon la comunidad internacional rechazo la propuesta. pero te repito tu le acabas de hacer un buen aporte a las dudas, que sin duda acosan a mucha gente hoy. Saludosnatalia

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo planteado. Las Farc son rebeldes y terroristas, las dos categorías no son excluyentes entre sí. De hecho, si nos ceñimos a la definición, en algún momento el Estado colombiano ha sido terrorista: la época de los chulavitas, de los pájaros, el apoyo a grupos paramilitares, entre otras cosas. El terror siempre ha sido una estrategia clandestina o explícita del poder.