viernes, 20 de junio de 2008

CARIBANÍA : Un libro que me sabe a fiesta.*

Por: Julio Sierra Domínguez A todos los habitantes de la Casa Grande.
Docente, escritor e investigador de la cultura.

El Caribe no es un sitio. El Caribe es un sentimiento. Una vivencia. Una expectativa. El rumor del canto del mar, el fuego del sol, la ternura de la luna. La bondad de la gente que la habita. El vuelo de los pájaros que le anidan.

CARIBANÍA, el libro que ahora nos ocupa, es un punto de referencia donde la cultura de nuestros pueblos brilla con luz propia. El camino para hallar el sentimiento caribe. La letra menuda que alegra las calles sin amargura. La razón para entender que las fiestas, las leyendas, los cantos y los personajes fantásticos son habitantes indispensables de una casa donde todos cabemos.

EMILIO DEL PUERTO, su autor, es un tallador de sueños de gigante memoria en un tiempo que no pasa. Un hombre libre y de buenas costumbres que acaricia sus pasos en el trasegar de la vida sin perder el encanto de su mirada profunda.
Un hombre que se bebe el mar con sorbo lento cuando apenas la noche aparece en Puerto Colombia, el espacio que le permitió la vida. Un soñador de cometas que aman el viento. Un vendedor de globos que nunca se desinflan.

Cuando la aurora se acerca, EMILIO DEL PUERTO, toma en la pila bautismal el nombre de HUGO EMILIO GONZÁLEZ SANTIAGO y abre la puerta de su universo y se va a la escuela de Arquitectura. Y continúa como agente viajero. Como maestro de castellano. Como funcionario del Banco de la República. Como alumno de la Escuela de Artes Plásticas de la eterna Cartagena. Un trotamundo que no se cansa. Por la misma razón sabe de los claroscuros de la cumbiamba, del sombrero vueltito, del arrullo de las gaitas. Arma las fiestas populares y activa la escena de los personajes que nunca pasan. María Barilla y Pola Becté le siguen como fantasmas. Y el carnaval de su Barranquilla de siempre, con la guacherna y Joselito en sus andanzas. No abandona a la Llorona ni a La Pata Sola y, mucho menos, a la festiva Sombrerona. Se goza la fiesta y toma aliento en lo que escribe. Como un hombre bacán que se bebe la noche para que aparezca el día.

Su lenguaje, un lenguaje de todo entender. La parafernalia de sus fiestas, una rueda abierta con bonches y guirnaldas. Bombos y platillos, trompetas, clarinetes, pitos y gaitas. Aquí nadie se cansa. La vida, toda la vida es una fiesta.

En el fondo, como elemento discreto de su andar de caminante que no regresa, la satisfacción del tiempo en lienzo de colores. Como si quisiera construir el mundo en cada madrugada siendo la noche un trayecto de travesuras frescas. El hombre que no se rinde. El tallador que no se cansa. Nada le queda. La fiesta que lleva por dentro nadie se la arrebata

CARIBANÍA es el camino para hallar el sentimiento Caribe y EMILIO DEL PUERTO es su cantor. Una bella pareja cuando la vida apenas comienza.
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*Palabras pronunciadas en la presentación del libro CARIBANÍA del autor EMILIO DEL PUERTO 24 de abril del 2008. Museo Manuel Huertas Vergara. Sincelejo.

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