sábado, 3 de enero de 2009

Preguntas de fin de año 2008

Por Hugo González Montalvo.
¿Será que la temporada de lluvias es un fenómeno extraño en esta parte del mundo y es por eso que toma por sorpresa a la población y justifica que las autoridades no prevengan las consecuentes inundaciones? ¿No hay algo de irracional en ello? o ¿es una especie de masoquismo colectivo? o ¿será que creemos que el dolor ajeno es ya un espectáculo gracioso y típico del subdesarrollo?
¿Es una actitud cínica o una estupidez seguir pensando que se puede acabar con el narcotráfico sabiendo que es un negocio lucrativo precisamente porque es ilegal? ¿De verdad se puede creer que la extradición asusta a las miles de personas que no tienen nada que perder y que por ambición desmedida incursionan y se mantienen en el suculento negocio? ¿Alguien puede pensar que la relación entre narcotráfico, política, paramilitarismo ha desaparecido?
¿Es sólo desidia de las autoridades o ausencia de una buena educación o, simple y ramplonamente, corronchería total el que se continué con la cultura del ruido, de la música estridente en la ciudad? ¿Se puede objetar que al circular por las calles de Barranquilla uno pueda pensar que son territorios de nadie, espacios del “sálvese quien pueda” o del “marica el último”? ¿Será simplemente ignorancia de elementales normas de convivencia o es que está masificada la aceptación de que la viveza es una condición respetable del éxito? ¿Es posible pensar que una ciudad así se pueda considerar que va rumbo a reconocerse civilizada? ¿Podremos promover una emoción de indignación social que conduzca a exigirles a nuestras autoridades que se comporten siempre de manera ética? ¿Algún partido político en Colombia está proponiendo cambios estructurales en la cultura y en la economía para procurar así la consecución colectiva de la prosperidad? o ¿será que no es necesario porque en nuestro país es tan buena la situación que si se mejora se daña? ¿Será que la pobreza creciente, los crímenes de Estado, la guerrilla, el paramilitarismo, los falsos positivos, la culpable condescendencia ante las públicas estafas de las pirámides, la corrupción administrativa, el aumento de homicidios y suicidios, etc. son simples fantasías de personas que quieren crear una mala imagen al gobierno? ¿Hay una explicación lógica que nos diga: porqué es más productivo, beneficioso y conveniente para los colombianos continuar empecinados con la guerra interna que buscar con sinceridad acuerdos de paz?
¿Habrá alguna posibilidad de que los periodistas dejen de preguntar de manera ingenua (o cómplice) a cualquier reconocido delincuente o a un corrupto que ha sido detenido in fraganti, con las manos en la masa: “señor, se considera usted inocente”? ¿Es posible pensar que diga “sí soy culpable, condénenme”?A propósito, ¿es viable cambiar la respuesta de un deportista antes de una competencia: “ bueno, venimos a ganar, con la ayuda de Dios”. Y si pierde, ¿dirá algo diferente a: “luchamos hasta el final, el arbitro nos perjudicó, etc.?, ¿y Dios a dónde quedó?, o ¿es que Dios nunca pierde, siempre está con el equipo ganador?
¿Por qué motivo usted no cayó en la trampa de las pirámides?, o ¿por qué usted sí cayó en la estafa?, ¿la codicia tuvo algo que ver?
Después de las recientes votaciones sobre referendo o procurador en el Congreso, ¿qué sentido tiene seguir hablando de ideas políticas en los partidos? ¿Es el Polo un partido de izquierda?, ¿será que algunos de sus dirigentes padecen el “complejo del converso”: demostrando a toda hora que ya no son lo que fueron y que merecen ser admitidos como miembros del establecimiento más derechista?
Ya se evidenció, el Gobierno gestiona su reelección, ¿se está preparando la oposición para enfrentar conceptual y estratégicamente a la maquinaria arrasadora, emotiva y mediática, del candidato presidente?
¿Por qué no se asume la liberación de los secuestrados con seriedad, como un asunto humanitario, y no como un prosaico tema de pugna política?
Para la Comisión Nacional de Televisión, ¿algunas empresas de servicio de cable no están violando el derecho del ciudadano de informarse de la diversidad de pensamientos y opiniones presentes en el mundo al eliminar canales de televisión de países vecinos?
Somos muchos los ciudadanos que no creemos en la violencia, por eso preguntamos: ¿por qué en el 2009 la guerrilla y el Gobierno no renuncian de una vez por todas a los inamovibles y se sientan por fin a dialogar?, ¿tenemos, o no, derecho a vivir en paz?

Publicado en EL HERALDO de Barranquilla, 15 de diciembre de 2008

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