lunes, 31 de diciembre de 2007

Preguntas y deseos de fin de año para Colombia, un extraño y hermoso país

Por: Hugo González Montalvo

Hoy la tónica es el optimismo y hacer planes para que el año 2008 sea el mejor de nuestras vidas. Pero también una ocasión para reflexionar sobre asuntos trascendentes. Veamos brevemente algunos variados temas.

Apegarse tercamente a convicciones profundas en ocasiones puede arrastrar a los pueblos a conductas desastrosas. Ejemplo: hace cinco siglos la población aborigen de la isla de Pascua, en el Pacífico sur, se autodestruyó al desforestar su precario entorno. Para poder transportar las gigantescas estatuas de piedra que veneraban necesitaban de los troncos de los árboles. Por una motivación religiosa acabaron, inconscientes, con el ecosistema de la isla, desapareciendo ellos con él. Hoy en Colombia se está desconociendo de manera irracional —persistencia en el error— las consecuencias nefastas de una política gubernamental que prefiere la guerra a la paz. El Gobierno y parte de la población obsecuente se aferran a una idea testaruda: “morir antes que transigir”. El Estado colombiano gastará 60 billones de pesos en defensa en el 2008. Teniendo gran parte de la población sin empleo, sin vivienda digna y sin salud ¿es ese un gasto justo? ¿Es racional? ¿Nos pasará igual que la isla de Pascua? ¿Seremos capaces de destruir al país por seguir adorando al dios de la guerra? ¿Por qué las consecuencias negativas de la actual política guerrerista se las trasladan a la siguiente generación de colombianos, sabiendo que esa generación hoy no puede votar o protestar?


Sin que hubiese ocurrido una verdadera reforma agraria en el país, ¿es cierto que lo que motivó la alianza entre políticos, narcotraficantes y terratenientes fue el interés común en una planificada y sangrienta contrarreforma agraria paramilitar? ¿Es cierto que se provocó el rompimiento de las conversaciones del Caguán para impedir que se pactara una reforma agraria entre la guerrilla y el gobierno? ¿Es ese el meollo del actual conflicto en el país rural? ¿No es esa la razón de las masacres y de los desplazados? ¿La población urbana y los industriales qué dicen al respecto? ¿Vamos a seguir siendo espectadores? ¿Quiénes son los que económica y políticamente se benefician de la persistencia en la guerra? ¿Existe un gremio de la guerra?
Generar seguridad ciudadana, o democrática, es un deber de las autoridades legalmente establecidas, cualesquiera que estas sean, entonces, ¿por qué se hace política con la obligación de brindar seguridad? ¿Seguridad no es sentirse respaldado humanitariamente por Estado? ¿La seguridad de seguir con vida no es lo primero?
En algunos sectores amigos de la guerra hay una fuerte oposición al acuerdo humanitario. ¿Tendrán temor de ver a Íngrid Betancourt como candidata presidencial en el 2010? Ella es el símbolo viviente de toda nuestra tragedia nacional. ¿Podría haber candidato con mayor autoridad ética que Íngrid para denunciar este suicidio colectivo? ¿Esta contagiosa insensatez de eternizar la guerra?
La participación de siete países en la ‘Operación Emmanuel’ ojalá sirva para que los colombianos se estremezcan y apoyen un definitivo acuerdo humanitario. Y sirva también para que el Gobierno no insista en sus inamovibles y nos permita soñar que el 2008 será el año del inicio de un proceso de paz. El Gobierno debe entender que iniciar los diálogos no es una muestra de debilidad del Estado sino una manifestación pragmática de la grandeza de los principios democráticos y humanistas consignados en nuestra Constitución. ¿Cuántos conmovidos gestos de países amigos necesitamos para que reaccionemos?La senadora Piedad Córdoba fue escogida por El Espectador como el personaje del año, ésta designación por razones obvias genera incomodidad y molestia en algunos sectores que no dejan de amenazarla o insultarla con los peores epítetos posibles. Todas las personas que creen que la paz es el camino preferible para Colombia seguramente estarán de acuerdo con la elección de este órgano periodístico.


A todos los ciudadanos les deseamos que en el 2008 tengan el beneficio de contar con buenos gobiernos locales y departamentales. Los nuevos mandatarios tienen el compromiso de restablecer en la comunidad la credibilidad en la política.





Para que en este inicio de año los amigos de la literatura se den gusto, les sugiero: Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000). Son 99 poetas los seleccionados (35 españoles, 64 hispanoamericanos). Tres colombianos: J. Arango, G. Quessep y D. Jaramillo. Edición con la colaboración de la Universidad de Alcalá de Henares. Y para conocer la actual producción de los nuevos cuentistas latinoamericanos, el libro: Bogotá 39, Antología del cuento latinoamericano.

Recordando que cada día tenemos la obligación, mental y corporal, de esforzarnos por alcanzar una mejoría en nuestra condición humana, expreso desde esta tribuna un emocionado ¡viva a la vida!

A propósito del best seller mundial El secreto, todos los caribanos conocemos nuestra propia “ley de atracción”: la bacanería. Por eso les deseo, a todos y a todas, un año 2008 pleno de bacanería.



Artículo publicado en el Heraldo

http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/E/edcolumnistas311207/edcolumnistas311207.asp

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A usted tambien un feliz año y me sumo a sus deseos de paz.

Anónimo dijo...

APRECIADOS AMIGOS: DE ACUERDO CON LAS POSICIONES QUE REIVINDICAN LA NECESIDAD DE AMOR PARA TODOS LOS SERES HUMANOS. LA PREGUNTA ES ¿CÓMO AMAR A LOS QUE PERSISTEN EN LA DESTRUCCIÓN? LA RESPUESTA ES: ES NECESARIO AMARLOS PARA CONVENCERLOS DE ESTA POLÍTICA. ¿SERÁ UTOPÍA? TAL VEZ. PERO SI SE PIENSA LO CONTRARIO ENTONCES ES MENTIRA LA PALABRA PAZ.

Anónimo dijo...

Ojalá este gobierno y sus seguidores reconocieran que hay otros puntos de vista, que hay muchos otros caminos que la guerra y, especialmente, que el meollo del asunto no es acabar con la guerrilla sino con las situaciones que la originaron: la pobreza, la desigualdad social, la corrupción, una clase política guerrerista, injusta, mediocre. En fin, tal vez si la salud y la educación, por lo menos, tuvieran la mitad de la atención (y del presupuesto) que se le presta a la "seguridad democrática" otras serían las perspectivas para este año.