A orillas del mar Caribe, de la gran cuenca, se ha conformado a través de los siglos una nación. Entendemos como nación a un conjunto de personas de un mismo origen y con unas tradiciones comunes (Definición de la Real Academia Española). Recordamos que nación no se debe confundir con Estado, que es una forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente.
Ésta nación es fácilmente identificable por la presencia de variados sistemas de signos: música, canto, baile, mito, lenguaje, comida, vestimenta, expresión corporal.
En la gran cuenca, la música, con su ritmo alegre y contagioso, es un componente fundamental de identificación cultural. Concurrieron en la formación de esta nación los aportes sucesivos de diferentes pueblos que interactuaron en distintas épocas: los arawaks (llamados siboneyes), los Taínos, los osados caribes, los españoles, los ingleses, los franceses, los holandeses, los africanos y los estadounidenses.
Como esta nación aún no ha sido plenamente reconocida, surge la necesidad de identificarla con un nombre. Al no tener un vocablo preciso, específico, para referirnos a ella, propongo que la llamemos con una sonora palabra: Caribanía; que posee las connotaciones geográficas, culturales e históricas suficientes; tiene una fuerza evocadora que nos entusiasma en lo más profundo de nuestro ser. 
Es una comunidad que habita en países enteros o en regiones de estos. Willemstad, Colón, Ciudad de Panamá, Puerto España, Kingston, La Habana, Santiago de Cuba, San Juan de Puerto Rico, Maracaibo, Caracas, Santo Domingo, Puerto Príncipe, Salvador de Bahía, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta se destacan como ciudades de Caribanía.
Inmigrantes de origen caribeño, o sus descendientes, hacen parte integral de ésta emergente nación llamada Caribanía. En numerosas ciudades del planeta existen comunidades, barrios, asociaciones que se sienten partícipes de la nación Caribanía: Miami, New York, New Jersey, Los Ángeles, Toronto, París, Ámsterdam, Londres, Madrid, Barcelona, Roma, Milán, Berlín, Bogotá, Boston, etc.
Es de resaltar, que autoreconocernos, y que nos distingan, como nación, será de la mayor relevancia. Nos traería grandes beneficios culturales y sociales. Al ampliarse el mercado (demanda de la población caribana de varios países) haría más eficiente nuestra economía, aumentaría el volumen e intensidad de los intercambios. Gozaremos de una mejor presencia política y cultural en el ámbito mundial, en los organismos multilaterales, en el comercio internacional. Ahora, cuando se necesita que las decisiones conjuntas de toda la humanidad puedan detener la destrucción del ecosistema, haríamos parte importante de la geopolítica planetaria. Teniendo en cuenta las razones y hechos expuestos, surge la propuesta de llamar Caribanía a la región colombiana bañada por el mar Caribe. Caribanía, ya es una realidad económica, histórica y cultural distinta del resto de Colombia. Y como parte de un proceso de renovación del sentido de pertenencia, podemos proponer al Congreso de la República su reconocimiento jurídico-estatal. Caribanía, Región Autónoma de Colombia, no pretendería romper la unidad del Estado colombiano, tendría el propósito de crear las condiciones democráticas para que podamos tomar nuestras propias decisiones; principalmente, sobre cómo afrontar el presente y diseñar el destino común. Caribanía es el Caribe que llevamos en la mente y el corazón.
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Adenda: En 1989, tuve la oportunidad en Barranquilla, como director cinetelevisivo, de usar por primera vez, con el sentido de nación de la Gran Cuenca del Caribe, la palabra Caribanía. Titulé “República Independiente de Palmas de Caribanía” al medio metraje argumental que dirigí. Me acompañaron en la producción estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Autónoma del Caribe.
http://www.facebook.com/group.php?gid=72332730689
*Hugo González Montalvo es docente de la Universidad del Atlántico, columnista del diario El HERALDO de Barranquilla, director de documentales culturales, coordinador del grupo Facebook: Somos de Caribanía, el Caribe en la mente y el corazón. Se formó en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Externado de Colombia, Bogotá, y en Dirección Cinetelevisiva en el Instituto de Ciencias Cinematográficas de Florencia, Italia.
Cartagena, Caribanía colombiana.
Playa de Caribanía.

Playa de Caribanía.

Playa de Caribanía en Barbados.
Artistas de Caribanía. Salsa y sabor. Fania.
Imágenes de la Caribanía cubana.




La moral pública está resquebrajada por la presencia del narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo y la corrupción; lo que se traduce en la proliferación de una cultura chabacana e insolidaria.
Se admira al capo, que con ostentación de maldad, domina a los otros.En estas circunstancias, ‘el vivo’, aquel que no obedece nada, que aprovecha todas las situaciones para beneficio propio, es el rey.
Este tipo de personaje es común en la ciudad, su táctica de defensa es ‘el perrateo’; es decir, el saboteo al debate civilizado, huye de la argumentación racional y de la exigencia de un comportamiento ético.
En medio de esta crisis, debemos reaccionar con optimismo. Es el momento de recobrar el amor propio. Es la ocasión para que las asociaciones de arquitectos, ingenieros, economistas, juristas, médicos, amas de casa, artistas, periodistas, vecinos, trabajadores, etc. empiecen a participar con mayor protagonismo público en la vida de la ciudad.
Recordemos que ser ético no es más que, ante los hechos, reflexionar; recurrir a los valores, escoger lo más conveniente y actuar para procurar el mayor bienestar personal y social.Amable lector: ¿ha pensado de qué manera puede usted participar en la recuperación de la confianza en la ciudad?




