Por HUGO GONZÁLEZ MONTALVO
Es poetizar la vida. Es el horizonte optimista que con nosotros se desplaza. Abrir los ojos y experimentar la satisfacción de sentirnos humanos entre humanos. Transformarnos desde el feliz acontecimiento de estar vivos. Experimentar el fluir de la deriva natural. Percibir el misterio de lo insondable. Escuchar la música de nuestra respiración en el ahora cósmico. Buscar, encontrar o inventar afinidades donde en apariencia no existen conexiones. Cumplir nuestra propia profecía. Es resistir la contingencia, el trauma, el estrés y salir robustecidos.
Es un fenómeno natural y cultural. Lo común, lo positivo, de las distintas poblaciones humanas. Es planetaria, una vivencia que está presente en todas las culturas. Es reconocer, en nuestra condición biológica, el vínculo solidario que precipita el sentimiento de pertenencia a la especie. Promover el altruismo recíproco. Es una cultura de paz; aceptando que en cada una de nuestras conductas, en nuestra propia concepción del yo, en nuestros sueños, en los sentimientos más íntimos, está presente la cultura.
Es un goce íntimo, social y planetario. Un profundo sentimiento de amistad y fraternidad. Un modo auténtico, amable y simpático de vivir. Una forma intensa, prudente y moderada de celebrar la vida. Es una serena fuerza interior. Una sensación de plenitud ética. Un estado mental que lucha por permanecer estable. Un actuar basado en un acuerdo tácito: le aportamos a la comunidad lo que ella espera de nosotros. Es el sagrado deber cultural y biológico de vivir como humanos. La experiencia cumbre del yo unido a la complejidad del todo.
Es la preferencia por el diálogo. Detener la lucha demencial por el lucro desaforado. Respetar al ecosistema que nos contiene. Es una alternativa pacifista para desmontar la cultura de la confrontación bélica. Promover una economía que estimule la distribución del ingreso y la ganancia obtenida del trabajo. Es integrar a los ciudadanos actualmente excluidos de los beneficios del sistema productivo. Es transformar el ideal de la democracia de los ausentes en un modo presencial de convivir.
Es poetizar la vida. Es el horizonte optimista que con nosotros se desplaza. Abrir los ojos y experimentar la satisfacción de sentirnos humanos entre humanos. Transformarnos desde el feliz acontecimiento de estar vivos. Experimentar el fluir de la deriva natural. Percibir el misterio de lo insondable. Escuchar la música de nuestra respiración en el ahora cósmico. Buscar, encontrar o inventar afinidades donde en apariencia no existen conexiones. Cumplir nuestra propia profecía. Es resistir la contingencia, el trauma, el estrés y salir robustecidos.
Es un fenómeno natural y cultural. Lo común, lo positivo, de las distintas poblaciones humanas. Es planetaria, una vivencia que está presente en todas las culturas. Es reconocer, en nuestra condición biológica, el vínculo solidario que precipita el sentimiento de pertenencia a la especie. Promover el altruismo recíproco. Es una cultura de paz; aceptando que en cada una de nuestras conductas, en nuestra propia concepción del yo, en nuestros sueños, en los sentimientos más íntimos, está presente la cultura.
Es actuar “a lo bien”. Controlar la insolencia de nuestros instintos agresivos. Excluir las conductas laxas en el cumplimiento de los deberes. Es una provechosa potencialidad responsable. Aceptar al otro sin exigencias. El deseo de construir mundos mejores, utopías posibles. Proponernos que nadie pierda en la convivencia social. Usar los recursos disponibles —materiales y simbólicos— de manera inteligente y justa. Una idea realizable en el presente. Percibir “el mundo como es” y luchar por el que “debe ser”.
Es un goce íntimo, social y planetario. Un profundo sentimiento de amistad y fraternidad. Un modo auténtico, amable y simpático de vivir. Una forma intensa, prudente y moderada de celebrar la vida. Es una serena fuerza interior. Una sensación de plenitud ética. Un estado mental que lucha por permanecer estable. Un actuar basado en un acuerdo tácito: le aportamos a la comunidad lo que ella espera de nosotros. Es el sagrado deber cultural y biológico de vivir como humanos. La experiencia cumbre del yo unido a la complejidad del todo.
Es un poder que se autocontrola para impedirse ser poderoso, injusto, violento. Preservar la esperanza de lograr una cultura pacífica mundializada. Visionar la convivencia democrática de la multitud planetaria estructurada en red. Superar los estereotipos. Actuar con decencia. Es la única paz que conocen los familiares, amigos, vecinos y compañeros. Es generar alegría, relacionándonos con los otros, festiva y respetuosamente.
Es la bienvenida emotiva y los cuidados que recibimos en el momento del nacimiento. Es el trato amoroso que recibimos cuando nos hallamos en un estado de total indefensión. Es el reconocimiento de la legitimidad del otro. El ejercicio de la libertad con responsabilidad. Es el juego limpio. Es el goce creativo de la experiencia artística. La cooperación en el trabajo. Todo lo contrario a lo chabacano, lo grosero, lo vulgar, lo violento, lo injusto. Es un modelo de la buena vida.
Es la preferencia por el diálogo. Detener la lucha demencial por el lucro desaforado. Respetar al ecosistema que nos contiene. Es una alternativa pacifista para desmontar la cultura de la confrontación bélica. Promover una economía que estimule la distribución del ingreso y la ganancia obtenida del trabajo. Es integrar a los ciudadanos actualmente excluidos de los beneficios del sistema productivo. Es transformar el ideal de la democracia de los ausentes en un modo presencial de convivir.
Bacanería es reconocer que un modelo de buena vida jamás está del todo “aquí”, siempre hay un “más acá biológico” que nos origina y un “más allá” humano y misterioso que nos espera.
http://www.elheraldo.com.co/hoy070813/editorial/noti7.htm
2 comentarios:
Ahora comprendo porqu� soy un bac�n planetario.
Saludos amigo.
Hermes Vergara
Lo leo y me siento bacano.
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